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sábado, 24 de octubre de 2015

La sociedad perfecta

Tenemos 50 y 50% de acciones en esta empresa que llevamos y por ende tomamos las decisiones juntas.

Aunque yo pueda no estar de acuerdo, ella tiene como filosofía propia escuchar los proyectos que propongo, con paciencia y buen ánimo pero no siempre está de acuerdo con llevarlos a cabo lo que hace que en mas de una ocasión yo entera haga un cortocircuito explosivo. Ella me mira pacientemente sin decirme o explicarme el porqué de su reticencia a dejarme hacer lo que me da la gana y un poco burlona me repite cada vez, "ya vendrá la respuesta a su tiempo". Así, no me queda mas que seguir adelante con carita de “nada paso” aunque me quiera morder los codos.

A veces, con cierta insolencia, me atrevo a llevarle la contraria ante lo que me propone y logro demostrarle que también tengo razón y derecho, que he aprendido muchísimo en esta sociedad que tenemos ella y yo y que aplico ese aprendizaje todos los días y así, la sociedad camina como relojito suizo.

Esta socia mía, que me lleva años luz de ventaja en experiencia, me dio al inicio una serie de herramientas que hoy por hoy me son invaluables en el manejo de nuestra relación laboral.

Me dio sentido de justicia. Me dio algo de inteligencia emocional. Me dio sentido del humor. Me dio la posibilidad de amar sin miedo. Me dio la posibilidad de decir no. Me dio una lucecita interna que puedo encender cuando el camino se pone oscuro. Me dio la posibilidad de ser rebelde ante lo que se me propone, siempre y cuando esa rebeldía tenga sentido. Me dio algo así como una personalidad bastante "todo terreno". Me dio la posibilidad de siempre sacar la experiencia de cada momento. Y me dio la posibilidad de escoger entre siempre ser feliz a pesar de lo que pase o hundirme en el proceso.

Yo a ella le he dado mi pasión absoluta por todo lo que hago. Le he dado la posibilidad de ser vivida con la mayor intensidad. Le he dado mi confianza plena. La he vivido con un permanente sentido de curiosidad. La he vivido sin miedo pero con cautela. Y le he seguido proponiendo proyectos en conjunto constantemente.

Hemos ido creciendo juntas ella y yo.
Siempre de la mano.
Siempre confiando una en la otra.
Porque ella entiende que me necesita tanto como yo a ella.

Es mi vida y soy yo quien la vive.

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