Yo salía en un programa de televisión.
Un programa de cinco mujeres hablando de diversos
temas. Era una cara ya algo reconocida y
hasta me paraban para saludarme y de vez en cuando tomarse una foto conmigo.
Era muy halagador. A mis compañeras de programa les pasaba igual.
El programa estuvo al aire poco mas de un año con mucho
éxito pero después lo cancelaron. Cosas
que pasan.
Mientras estuvo al aire nunca me llamaron para representar
una marca, ir a algún evento importante para darle relevancia o algo así.
Nada.
Hasta hace dos meses.
Hace dos meses iba manejando y sonó mi celular. Atendí con
el “manos libres” por supuesto y al otro lado de la línea escucho a una mujer
que me dice:
“Buenos días. ¿Hablo con doña Irene Levy?”
“Lev”, contesto. Error común.
“Ah si, disculpe. Buenos días doña Irene. Mi nombre es X".
“Buenos días X”, respondo.
“Doña Irene, la llamo de parte de la Asociación de Geriatría
del … un gusto saludarla”
Me quedo pegada en la palabra GERIATRIA. Me llaman de la
Asociación de GERIATRIA de X lugar.
¿A mi?. Definitivamente se equivocaron. Deben estar
pensando en mi mamá.
Y respondo: “Igualmente. ¿En qué puedo ayudarle?”
“Si doña Irene es que estamos organizando una carrera para
recaudar fondos para la Asociación y como usted es una persona reconocida, de
la farándula, la queremos invitar para que nos acompañe y nos ayude a levantar
y crear conciencia sobre la Asociación”
“¿Asociación GERIATRICA?”, pregunto yo que sigo dudándo de si
es una broma o una equivocación.
“Si doña Irene ASOCIACION GERIATRICA DE X. Si me da su
correo, le envío el…”
Me terminó de hablar y yo colgué bastante y risiblemente
sorprendida. Hjmmm… Asociación Geriátrica. Bueno. Obviamente yo ni soy viejita,
ni soy de la farándula, ni corro más que las cortinas, así que no me doy por
enterada.
Esta semana, mientras hacía unas vueltas con mi hija, recibo
otra simpática llamada.
“Buenas tardes. ¿Hablo con doña Irene?”
“Si. Con ella habla.”
“Un gusto doña Irene. La llamamos del Club Camposanto X.”
(Me reservo el nombre para no herir susceptibilidades).
“Hjmm,” Pienso yo.
Club Camposanto X.
Cortocircuito mental inmediato.
¿Un club cementerio? ¿Un cementerio en un club? No entiendo
y mientras tanto escucho que la muchacha continúa hablando.
“Doña Irene, es que queríamos invitarla a ser parte de
nuestro exclusivo Club X, donde por un tiempo limitado estamos ofreciendo
espacios y lotes en el Camposanto. Y en ésta ocasión le ofrecemos además la
promoción de lote y crematorio. Usted ya tiene su lo…”
No pude más. Entre que hace NADA me invitan a ser parte de
la Carrera de la Asociación Geriátrica X y ahora me invitan a comprar un super
combo de lote y crematorio en el “exclusivo” Camposanto, sentí que las patas de
gallo, se volvían un gallinero completo, que cada una de mis canas se paraban
en mi cabeza como antenas y que los 45 que tengo en realidad eran el doble.
¿Dónde quedó todo ese discurso de que la edad está en la
mente?
¿Dónde quedó la imágen benévola que me veía con frescura y
jovialidad al otro lado del espejo esa misma mañana?
¿Dónde te fuíste oh joven juventud?
Patética. Me puse patética.
“Disculpe señorita. Esta es una conversación que NO quiero
mantener en estos momentos de mi vida.” La interrumpo y corto la comunicación.
Mi hija me mira sin entender nada.
En la radio suena una canción que conozco y empiezo a
canturrear como para sacarme la conversación de la cabeza.
Mi hija pregunta, “Ma, ¿la tele ya existía cuando vos naciste?”
Me parece que el universo te está poniendo a prueba, mi querida amiga. Te afectaría si tu cara y tu persona fuera la representante de la asociación geriátrica? 45 es la mitad de 90!!! Te sentirías menos joven? Tal vez te están buscando para que con tu cara y tu felicidad los geriátricos se sientan más jóvenes y joviales!!!! Go for it!!!.
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