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viernes, 26 de junio de 2015

Mi sobrino es Adrian.

Según me contó, el lo sabía desde pequeño.  Anduvo por la vida con el miedo que le puede dar a alguien que se sabe viviendo en una sociedad poco abierta y en una edad complicada ya de por si, hasta que con una valentía que es solo de los grandes, reunió a cada uno de sus amigos y les contó. Hizo lo mismo con mi hermano, con mi cuñada y con su propio hermano. 
  
Ya para cierto momento, yo me imaginaba que no iba a haber una novia en su vida, pero nunca quise abordar el tema hasta que no saliera de él mismo querer contarme y porque mi sobrino no es mi sobrino gay.
Mi sobrino es Adrian.
Así como yo no soy su tía heterosexual.
Soy su tía Ire.
Nuestra relación se define por el amor que nos tenemos.

Desde que nació nos volvió locos a todos. Era un bebé simplemente delicioso, simpatiquísimo y con la risa mas contagiosa de la familia.  Conforme fué creciendo, se convirtió en un muchacho sensible, amoroso, chistoso, culto, excelente hijo, hermano, sobrino y amigo. 

Todo lo que lo hace ser el ser humano que es hoy.

Nuestras preferencias sexuales nos tienen completamente sin cuidado. 

El es mi sobrino Adrian (guapísimo, por cierto) y yo soy su tía Ire.

Eso es lo que somos.

Lo amo con toda la fuerza de mi alma. Lo disfruto como el ser humano maravilloso que es. Amo que cene en mi casa porque le encanta como cocino. Amo conversar con él, porque tenemos el sentido del humor muy parecido y porque me derrito cuando lo veo. Amaré al hombre que lo ame y querré despellejar vivo al que le haga daño. Espero poder organizarle su boda y puedo jurar que va a ser de los novios mas espectaculares que se hayan visto… si le da la gana de casarse, porque ahora,

¡¡¡PUEDE DECIDIR SI QUIERE O NO!!!

Hoy se marca un hito histórico que repercutirá en el alma del mundo entero y que habla a gritos de la evolución del pensamiento y del poder del amor por el amor. Hoy, la institución del matrimonio, tan seriamente devaluada, puede volver a ganar fuerza gracias a la decisión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos. 

Hoy, una vez más, la humanidad y sus derechos prevalecen y se levantan orgullosos y firmes en contra del pensamiento retrogrado, anticuado y añejo.

Hoy somos todos testigos presenciales de la fuerza del pensamiento puesto en práctica a favor de la familia, de la pareja y del amor. 


¿Qué esperamos en Costa Rica?

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