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Click 6

On Mañana cumplo 49 años. Ese número anuncia la inminente llegada de los 50 en tan sólo un año. Estoy tan agradecida con la vida. Tan...

martes, 22 de marzo de 2016

Click. Primera parte.

Un fin de semana de esos en los que simplemente no quise salir de la cama, pesqué en la tele una película con este nombre. Click. La traducción al español era “Click, perdiendo el control”. No era la primera vez que la veía y confieso que estoy clara con respecto a que no es la mejor película del mundo.

Puede ser que esta vez, la dichosa película me “agarró” en un estado más filosófico y contemplativo, pero cuando terminó, yo tenía los ojos llenos de lágrimas y el corazón un poquito adolorido.

Tengo 46 años bien vividos. Intensos como yo, felices y ahora mucho más apacibles en la mayoría de los temas. Menos complicados y con una Irene más agradecida, más desapegada a lo que no importa y más clara en lo que sí. Bastante sin miedo cuando tengo que dejar ir y menos dispuesta a permitir que me hagan daño, sea quien sea.

Estoy en un momento completamente diferente a cualquier otro, probablemente un poco más cerca del final de mi vida. No creo poder decir con total certeza, que estoy a la mitad, porque aunque no fui nunca buena en matemática, 46 x 2 son 92…y quién sabe, pero le he pedido mucho a quien me quiera escuchar arriba, que quiero calidad y no cantidad de años.

Esta hermosa vida mía, se ha ido componiendo de cientos de miles de millones de momentos, decisiones y escogencias. Es un cúmulo de vivencias, experiencias y aprendizaje constante, que en algunos casos, me ha dejado más de una cana expuesta.

Qué rico hubiera sido tener uno de esos controles, para adelantar a velocidad vertiginosa los malos momentos o “saltarme la escena” y poner en cámara lentísima esos momentos dulces, para vivirlos con mayor intensidad, a fueguito lento…

On.

Play.
Tengo 6 años. Mi papá y mi hermano hablan de irse a un lugar que se llama Limón… que nombre tan chistoso.

Es una aventura.

Pido que me lleven con ellos. Mi hermano dice que no. Lloro. Mi papá se ríe y dice que si. Uno de los mejores paseos de toda mi vida. Hotel espantoso, nos robaron la cámara en Cahuita. Fuimos a perseguir a los ladrones. Volvimos a la casa con las manos vacías pero con anécdotas que se mantienen hasta el día de hoy.
Repito esta escena y la mujer de 46 vuelve a sentirse la niña feliz, solo por que si, de 6.

Play.
Tengo 8 años. A Suki, la mascota de la casa que nunca me quiso, pero que yo adore, la mató un carro. Yo la encontré. Hemos llorado todos y la casa se siente vacía sin ella. Ya me voy a dormir cuando entra mi papá a mi cuarto. Está escondiendo algo detrás de el… Es una bolita de pelos, blanca con café, muy pequeña.

¡¡¡Es MIA!!!

Se llama Lucerito y mi papá me dice que aunque llore no me da permiso de subirla a mi cama. Me la deja y apaga la luz. Me acuesto en mi cama y dejo a Lucy en el suelo al lado mío.

Llora.

Mi papá no me dijo nada acerca de bajar el colchón al piso. Lucy y yo dormimos pacíficamente hechas una misma cosa.

Amo a mi papá.

Es lo mejor que ha dado la vida.

Forward.
Tengo 10 años. Es la mañana de un sábado y estoy a punto de desayunar un enorme plato de Rice Krispies con leche y banano junto con mi papá, quién milagrosamente está desayunando a esa hora. Estamos solos el y yo. Mi papá levanta la cabeza y sin más preámbulo me dice “tu mama y yo nos vamos a divorciar”. La cuchara no llega a revolver el azúcar en el cereal. Corro escaleras arriba y me tiro a llorar con mi hermano, que solo puede medio consolarme.

Fast forward.
Tengo 38 años. Estoy a punto de firmar el divorcio después de un pésimo matrimonio. Echo la vista atrás con agradecimiento a lo vivido y aprendido a partir de mis 10 años y firmo con alegría mi vuelta a la vida.

Rewind.
Tengo 8 años. Lloro desconsolada. Hace unos días, doña Julia Nagel me explicó porqué ella tenía ese número en el brazo.

Doña Julia… bella, dulce y amorosa.

Acabo de entender el Holocausto pero sigo sin entender.

Mi almita pequeña no entiende cómo el ser humano puede hacerle eso a su congénere.

Nada me consuela.

Fast forward.
En el colegio, a uno de mis compañeros se le ocurre la genial idea de decirme “heil Hitler” para molestarme. Lo dejo encerrado en el cuarto de lockers y hago que lo suspendan por 3 días. Si algo me quedó claro de lo aprendido a los 8, es que nunca más nos quedamos callados.

Me descubro como una persona fuerte y me caigo bien.

Play.
Tengo 13 años y le pregunto a mi mamá qué harían ellos si yo decido casarme con un no judío. Terreno complicado y una pregunta que hace que mi mamá tenga que pararse a pensar su respuesta. “Si te ama a vos, nosotros lo amaremos a él”…

Fast forward.
Conocí a un alemán no judío. Como decimos en Costa Rica, la hice negra, trompuda, culona y bailarina. Me voy a casar con él. Mi papá lo ama porque se quiere casar conmigo y porque parece ser un buen hombre. Mi mamá solo dice una cosa. “No me da confianza”… Ese sexto sentido de las madres. No hago caso a sus temores y la regaño por lo que creo es prejuicio.

Rewind.
Tengo 12 años. Mis papás están recientemente divorciados. Mi papá nos visita a mi hermanita y a mi pero se echa a llorar en la entrada de la casa. Mi hermanita se asusta. Me coloco en medio de ella y mi papá y le digo a él: ”Frente a la chiquita no llore”.

Mi mamá no se entera. Mejor no le cuento. Le va a doler mucho y se va a enojar más con mi papá.

Yo puedo solita.

Play.
Salimos el domingo con mi papá. Mi mamá dormía otra vez con dolor de cabeza. Antes de irme me pidió que le hiciera un masaje. Mi papá otra vez no está feliz. Ya nunca está feliz. Habla mal de mi mamá. Le digo que pare y no lo hace. Le repito que pare y le digo que si no me bajo del carro. No lo hace. Me bajo del carro y me devuelvo a la casa en taxi. Mi mamá no se entera.

Yo puedo solita pero los odio a los dos.

Es lo peor que me puede haber pasado en la vida.

Forward.
Estoy casada y mi recién estrenado esposo no para de discutir. Le digo que pare. No lo hace. Le repito que pare o me bajo del carro. Sigue discutiendo sin sentido. En el siguiente alto, me bajo del carro y me devuelvo a pie a la casa. Déjà vu.

Play.
Tengo un exámen de embarazo en mis manos y es positivo. Mi corazón quiere estallar de la felicidad. Mi esposo entra en pánico y no me habla por 3 días. Le digo tranquilamente que si para el el susto es mayor a la alegría, puede irse por donde entró. Finalmente me vuelve a hablar. Quiero vomitar todo el día. Quiero mango verde y café con leche a la misma vez. Quiero chop suey a las 9 de la mañana y milkshake de café a las 11 de la noche… este frijolito que llevo dentro está a punto de matarme a punta de antojos que terminan en el excusado. Soy feliz.

Soy tan feliz.

Rewind.
Tengo 10 años y juego a estar embarazada con un almohadón en la panza. Qué linda me voy a ver cuando esté embarazada de verdad. Voy a ser tan feliz.

Forward. 31 de Julio de 1985
Tengo 15 años. Mi hermana Mariana se va a casar otra vez. Su futuro esposo se llama Avi y es lo máximo. Mariana está feliz. Avi se siente mal. Tiene fiebre y mucho dolor de espalda. Me pide que le haga masajes pero muy suaves porque le duele mucho. Hoy es la boda. ¡Mi hermana está tan feliz!, mis papás también… yo estoy más feliz que todos. Tengo a Avi que es como mi papá.

Sin control.
1 de agosto de 1985.
Hoy tuvimos que llevar a Avi al hospital, porque siguió sintiéndose pésimo. Nos acaban de decir que tiene cáncer terminal. No hay nada que hacer. Mariana se quiere morir con el y yo me quiero morir en lugar de el. A mi todavía no me necesita nadie… no entiendo nada de esto. No me quiero enojar con D-os pero en este momento lo detesto.

Forward. 5 de febrero de 1986.
Me despierta a las 7 30 de la mañana una sensación de urgencia. Despierto a mi hermano y a mi cuñada y les digo que tenemos que irnos inmediatamente al hospital aunque nadie nos ha llamado. Me hacen caso. Llegamos pero ya Avi está dormido. Agonizando. No se despierta más. Mi hermana está desparramada en la silla frente a su cama. Mi hermana es la definición de dolor. Yo soy la definición de impotencia.

Cámara lenta. Lentísima. 6 de febrero de 1986.
No entiendo cómo puede amanecer soleado. Es un día tan precioso. ¿Será que Avi quiso irse en una mañana así, tan preciosa y brillante y cálida como el? No entiendo como el tiempo sigue pasando pero menos entiendo cómo soy capaz de ver estas cosas si me siento como anestesiada. Hoy enterramos a una enorme parte de nuestros corazones. Yo no quiero vivir esto. Yo no quiero vivir esto. Yo no quiero.

Fast forward.
El dolor pasa y se diluye con el tiempo. Me asombro cuando vuelvo a reír y siento que debería pedirle permiso a mi hermana para hacerlo.

Pausa.

Continuará.

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